Hace ya casi dos años de la muerte de Amy Winehouse, y el mundo de la música aún no se ha recuperado de esta terrible pérdida. En sus últimos años, la cantante británica entró en una espiral autodestructiva propulsada por su adicción a las drogas y el alcohol que acabó costándole la vida, pero según ha revelado una nueva biografía que acaba de publicarse, ya coqueteaba con la muerte desde su infancia.
Al parecer, su primer intento de suicidio tuvo lugar a los diez años, como reacción ante el divorcio de sus padres. Amy estuvo a punto de morir a causa de una sobredosis de pastillas, pero por suerte un amigo se la encontró tirada en el suelo y echando espuma por la boca y se aseguró de que se recuperase. Según cuenta este mismo amigo, fue también en este momento cuando comenzó a consumir sustancias ilegales: "Ver a su padre con otra mujer la destrozó, a los diez años ya se había fumado su primer porro".
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