jueves, 24 de abril de 2014

Ortega se despidió de su mujer y su hijo pequeño en la puerta de la cárcel de Zaragoza








      El torero Ortega Cano ingresó en la prisión de Zuera, en Zaragoza, después de agotar todos los plazos y recursos a su alcance, para cumplir los dos años y medio de condena por la muerte de Carlos Parra en un accidente de tráfico que provocó en mayo de 2011 cuando conducía con más del doble del nivel de alcoholemia autorizado.

Poco antes de las ocho y media de la tarde del miércoles 23 de abril, cuando le quedaban pocas horas para agotar el plazo legal fijado en el día 24, llegó Ortega Cano a la prisión aragonesa en un monovolumen de color rojo, para entrar en la cárcel en cumplimiento de la orden de ingreso dictada por el Juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla, bajo la amenaza de ordenar su detención en caso contrario. En el coche se despidió de su mujer, Ana María Aldón y su hijo pequeño ,José María, que permanecieron en el interior del automóvil antes de que Ortega emprendiera con gesto sombrío el más amargo de sus paseíllos.


Agotando el plazo de la orden judicial que fijaba el día 24 como límite para su ingreso voluntario en prisión, tras serle denegados sus numerosos recursos, Ortega Cano, ingresó en prisión, hasta donde le acompañaron en coche Ana María Aldón y su hijo pequeño, José María.



Bajo los flashes de la prensa, con paso firme y sin quitarse las gafas de un sol que no brillaba a esas horas, el ex torero de Cartagena, permaneció en silencio ante las preguntas que le formulaban los periodistas.

Las preguntas de los periodistas se quedaron sin respuesta alguna. Ortega Cano no despegó los labios después de separarse de Ana María Aldón y su hijo José María.

Escoltado por su abogado, Enrique Trebolle, y un asistente encargado de llevar la bolsa de deporte con las pertenencias personales que se llevó el penado a la prisión, llegó Ortega Cano a la garita de los funcionarios de la prisión, donde se identificó y mostró la sentencia y la orden de ingreso en prisión, antes de continuar su marcha hasta el que será su mundo durante algún tiempo.

La prensa fue testigo de uno de los momentos más duros en la vida de Ortega Cano: su paseíllo hasta la garita de los funcionarios de la prisión de Zuera, en Zaragoza.




No hay comentarios:

Publicar un comentario