El alcohol y la fiesta han terminado por pasarle factura al más pequeño de los One Direction, Harry Styles. Mientras sus compañeros hacían botar a sus fans de Pittsburgh (Pennsylvania), el artista se alejaba disimuladamente para vomitar en una esquina del escenario y reponerse antes de volver a salir.
La noche anterior al concierto, Styles salió de fiesta con sus amigos para disfrutar de los bares más conocidos de la ciudad y beber alcohol, algo que esta prohibido en Estados Unidos por ser menor de edad. Esta intensa noche de copas y fiesta fue la causante de que el cantante se encontrase tan mal, algo que sus compañeros comprendieron enseguida al comprobar su estado.
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